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martes, 15 de diciembre de 2009

EL SI LUGAR

Crónica de un viaje anunciado:

Un viaje a la ciudad natal, motivo; 50º aniversario de egresados de la Escuela Nacional de Comercio.

Por Norberto Álvarez Debans

Volver a la ciudad natal después de varias décadas para encontrarse con compañeros de la secundaria, llena nuestros espíritus de sentimientos y emociones. Actos que nos conmueven profundamente, opresión en la garganta, lágrimas escondidas que apenas si asoman.

La ciudad, Paraná y los compañeros, de aquellos tiempos, ubicados ahora en un aula que nos fuera común, a lo largo de 5 años de convivencia, hace tanto tiempo. Adolescentes inquietos, curiosos y dispuestos al conocimiento y la amistad. Viejas picardía, bromas, paradigmas que vuelven a hacerse presentes, adolescentes que han crecidos, cautelosos, ávidos de volver a verse como en aquellos tiempos. Para muchos, la ciudad alberga nuestro primer hogar, nuestros padres y los familiares, hoy casi todos muertos, es el “si lugar”. Es el origen, el “ground cero” de nuestras vidas. De la amistad, del cariño y del primer amor.

Un programa a respetar, visita a la escuela, recepción de la rectora actual, mujer joven y simpática. Visita a una de “nuestras” aulas, allí; palabras de un antiguo rector, de un celador de aquellos tiempos, emociones, algunas lágrimas resbalando lentas por los rostros, por momentos adustos, labrados de arrugas, pelos blancos, palabras, silencios, voces que conmueven, que se meten despacito en nuestras mentes. Imágenes de abuelos-alumnos sentados en pupitres, algunos distraídos mostrando sus fotografías, conversando entre sí, orgullosos de sus familiares, de sus hijos, de sus nietos y por momentos llenos de risas, brillo en los ojos y alegría. Sentimientos encontrados, emotividad y felicidad, pasado y presente, que se funden a cada momento.

Alguien sugiere que cada uno de nosotros cuente aspectos de su vida, anécdotas, opiniones, lo que desee hacer saber. Poco a poco cada uno se va parando al costado de los pupitres y narran. Algunos se expresan con facilidad, otros con dificultad, pausados, como masticando los recuerdos, otros excitados, con muchas ganas expresan sus vivencias, ricas, abundantes, es la vida que ha pasado, diferentes, parecidas entre si, llena de matices. Cincuenta años que se han ido, desde el alma, resbalándose por entre los dedos y, otra vez las lágrimas y las risas, inundan el aula. Aplausos, continuos aplausos, para a los diecinueve oradores que han verbalizado sus vidas en unos pocos minutos cada uno.

Nos miramos, nos sonreímos, nos descubrimos, nos vemos detrás de las caras actuales, descubrimos juventud, detrás de la vejez, Ahora es salir lentamente del aula, nadie tiene apuro, caminar por las antiguas galerías en un día gris, una fina llovizna nos acompaña salpicando nuestras vidas, avanzamos un poco más en el día programado y los recuerdos que como un aura blanca nos envuelven y así los paseamos. Caminar en silencio, gozar con el paseo, que quizás no se repita.

En este “si lugar”, hay pertenencias, vivencias, recuerdos que nos unieron y que nos unen, hay amistad. Recuerdos de profesores, de circunstancias, que había dormido durante décadas en nosotros y hoy aparecen, surgen lentamente, un telón que se corre y hasta pareciera que nos vimos ayer, todos prendidos del recuerdo que supo juntarnos hace 50 años y ahora otra vez, todos juntos en la escalera, flashes, cámaras. Nadie quiere perderse nada, fotos que hay que llevar a casa, para algunos muy cerca, para quienes se quedaron a vivir en Paraná, para otros, a cientos o miles de kilómetros de allí. Para los que viajaron para la conmemoración, para reencontrarse con los recuerdos, fotos para asegurarse que existieron esos recuerdos, que todo fue cierto.

Al medio día un almuerzo, ya cada vez más nosotros mismos, los seres de hoy y sus recuerdos. Una amistad que ha renacido. Una larga mesa de un restaurante nos contiene, intercambiar mail, celulares, un tiempo tecnológico que ha cambiado nuestras mentes. Por la noche, una cena en casa de una compañera, ya estamos como estuvimos hace décadas, sentados entre compañeros, entre amigos, allí risas. De pronto una compañera que no estuvo por la mañana que ha llegado, esta ciega, camina despacio, la acompañan y nos va reconociendo, sus manos repasan relieves en los rostros, muchos sufren, otros lloran en silencio al verla así, ella sonríe, es feliz otra vez.

Al final de la cena, un compañero se devela como un humorista genial, talentoso. Nos hace reír a carcajadas, contando su cuento único, sin fin, de un gaucho muy particular, medio aventurero y medio filósofo. Un caminante de las pampas chatas argentinas, querible, vacilante y lleno de vida simple y austera. El rostro, su discurso, sus inflexiones, su gestualidad, nos conmueven,.. Brillante, como esta noche de egresados, quizás mañana todo lo acontecido parezca un sueño.

El hecho fue real, el día 11 de diciembre de 2009, en la Escuela Nacional de Comercio de Paraná, Entre Ríos. Llovía.

viernes, 20 de noviembre de 2009

Te ruego que la leas

Cuento:
Por Norberto Álvarez Debans

Se que en ti hubo sutileza en todo lo que hiciste. Además, si hubo una primera vez, fue nuestro descuido. Así lo supimos aquel domingo cuando regresamos de Palermo y fue notar tu ansiedad por revisarlo todo, pero de esa manera que tuviste desde el principio. En nosotros, te confieso, privó la sorpresa por sobre el temor de hallarte aún en casa.

En un primer momento, nos pareció que habías ingresado, por aquella ventana que encontramos abierta. ¿Un decorador de la contradicción? Ya que fue ver todo en el lugar opuesto al elegido por nosotros, para lograr ese equilibrio de la casa y sus objetos; ese mundo en el que encontrábamos nuestras personalidades. Apenas entre, supe que eras una mujer. Quedó tu perfume flotando en las habitaciones y la delicadeza de los objetos retirados de sus lugares y puestos en posiciones opuestas, pero con cierto orden, con cierta valorización estética, como si privara en ti el arte por sobre tu actitud de robo.

Te confieso que aquella primera vez nos tomaste por sorpresa. Nunca nadie había entrado así en casa. La novedad, acompañada del razonamiento posterior produjo ese temor frío que nos invadió luego. Esa sensación que nos quedó de haber sido violados en nuestra intimidad, en nuestros placares, en esos cajones abiertos como exponiendo nuestra persona a tu curiosidad. Tan es así que fue correr cada uno dentro de la casa buscando las cosas más personales, las más queridas y verificar cuál de ellas no estaba. Y de alguna manera, si eso perseguías, hiciste con tu desorden que sin darme cuenta entráramos en una competencia doméstica tratando de determinar con mi mujer, a quién le habían llevado más cosas, que objeto no estaba más.

Veíamos pasar los días sin salir de la sorpresa de haber sido robados. ¿Porqué a nosotros? A medida que descubríamos nuevas faltantes, la vivencia de tus actos volvía a nosotros cada vez más seguido. Imaginando una y otra vez, hasta el cansancio, la forma de tu ingreso y los medios de los cuales te valiste para captar información. Y esa forma silenciosa y sutil de retirarte. Es más, a pesar de los días transcurridos, aún sentíamos tu perfume donde seguramente posaste tus manos o tu cuerpo. En mi escritorio, cada vez que corría la cortina que cubre la ventana, aspiraba tu perfume. Pero muy a mi pesar y como todas las cosas, la fragancia se fue diluyendo con el desabrido transcurrir del tiempo.

Y fue esa primera vez cuando mostraste tu personalidad de mujer. Por las prendas que te llevaste, por las alhajas que elegiste y sobre todo por la blusa y la pollera de mi mujer, haciendo juego. La entonación que buscaste con la acertada cartera y los zapatos, sé que fue como regalarte algo para lucirlo. Pero aún así, me agradó saber que te llevaste aquello... y tú sabías de mi aprecio. Sabías que ese gesto, esa delicadeza de dejarme un papelito en la mesa de luz serviría para conmoverme, para que te disculpara. Y ese último significante, "perdóname", escrito sobre la madera fibrosa, con ese lápiz de mina gruesa, aún así tenía la liviandad de tu trazo, esa gracia de mujer, ese pequeñísimo remordimiento que sentiste al llevarte aquello. Sabías el valor que tenía, lo mucho que significaba para mí.

La primera vez note que solo retiraste objetos de mi mujer y aquello que tanto extraño; luego te dedicaste a acomodar mis cosas en otros lugares, como jugando con los volumenes y las formas, reubicándolos a tu manera, después sentí que con ello me habías prevenido de tu próxima visita, casi agrupastes lo que te llevarías.

Cuando ya habíamos bajado la guardia, cuando casi ya no se hablaba del tema, entrastes otra vez. Fue mucho más burdo: la filmadora, el proyector, las cámaras fotográficas, las máquinas de calcular, eran valores que sobresalían por su tamaño, más que por lo que te iban a dar. No tocastes nada más. No abriste los cajones, eso sí; hojeastes el libro Alicia en el país de las maravillas y no sé porque lo hiciste, aún no lo sé... Volví a encontrar otro mensaje, esta vez un papelito sobre las camisas recién planchadas, te juro que me conmoviste al agregar mi nombre a la disculpa: "Tuve que hacerlo, perdóname Norberto"

Le escribí: "-Leí y releí Alicia en el país de las maravillas, y no sé, no supe porqué elegiste ese libro, tampoco se de dónde sacases mi nombre. Se que vas a intentarlo una tercera vez, porque me lo anunciastes otra vez, y te lo agradezco. Moviste todos los cuadros, el equipo de sonido y los televisores, como anunciándome, como explicándome que tu sola no tenías la decisión, que no era solamente tu responsabilidad, que la tercera vez sería en otra escala, quizás los muebles. Por esta razón te espero. Quiero comunicarme contigo, por eso te escribo esta carta, porque es la única forma que tengo de decirte todas estas cosas, porque no sé como jugar con tus objetos, tampoco podría, como lo has hecho vos con los míos. Pero también quiero decirte que si pretendías comunicarte conmigo, lo has logrado, con solo apreciar tu conducta, tu forma de realizar el trabajo, tu forma de ser. Esa actitud lúdica de mover mis cosas y el gesto de dejarme esos mensajes, por todo eso sé que me devolverás aquello, tan pequeño e insignificante para extraños, que te llevaste y que es lo único que tengo... lo demás es todo tuyo. Con afecto, Norberto" La doble y la dejé sobre un mueble.

Seis meses después, un fin de semana en que viajamos a Mar del Plata, se produjo la tercera visita a casa. Mucho más violenta, ya que imaginando el próximo robo, mi mujer quiso asegurar puertas y ventanas, reforzando las cerraduras. Tuvieron que forzar la puerta, destrozándola. La casa la encontramos casi vacía. Tres o cuatro días posteriores a este hecho, no lo sé con certeza, luego de sonar el timbre de calle, encontramos en el buzón de la correspondencia, una bolsita de papel madera. Tenía el perfume de aquel primer día, confieso que me sorprendió, hasta sentí cierta alegría.

Con ansiedad por abrirlo, casi rompo la esquelita que contenía: "Norberto, te devuelvo lo que querías y te ruego me perdones",.. Envuelto en la frágil servilleta de papel estaba el pequeño objeto que tanto apreciaba y una firma: ...Alicia.
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Del libro inédito: Zangamanga. 2º Capítulo. Norberto Álvarez Debans.
Copyright Norberto Álvarez Debans. Se autoriza su reproducción en trabajos académicos y en Internet, citando el autor y la fuente. (Blog)

lunes, 26 de octubre de 2009

Conexión Dialógica 59 09

Pintura Conceptual:
CONEXION DIALOGICA 59 09
Motivo: Reunión de Bachilleres del Colegio Nacional Domingo Faustino Sarmiento de Paraná Entre Ríos, conmemoración 50º aniversario de egresados.

Por Norberto Álvarez Debans

Las demandas de una tela en blanco:
Estuve pensando la forma de representar este acto en una imagen, en una pintura, sin encontrar el tema de la posible narrativa visual, hasta que recordé un concepto: dialogismo de Batjin (*) En principio no habría un yo, individualista, aislado, éste es un ser social. Su pasado, los diferentes “yoes” que lo constituyen y definen desde su pasado, sus voces habladas, sus expresiones en el presente, forman un conjunto de creencias que se entremezclan y lo conectan dialógicamente con la de los otros con quienes se comunica.

Me faltaban las imágenes, ya estaba plantado el concepto, desde esa posición definí a los numerosos egresados como ojos diversos, en formas y expresiones, ubicados en un fondo oscuro que representa su pasado. Luego desarrollan conexiones dialogizadas, que vuelcan sobre una mesa blanca, que representa las reuniones y su presente. Sobre esta los pensamientos se interconectan unos con otros, multiplicando conceptos e imaginarios diversos, dando forma a coloridas esferas intercomunicadas dialógicamente.

El cuadro fue sorteado al final de la reunión y quedó en manos del Bachiller Enrique Ramón Seppy, en esta obra están depositados los 50 años de conexiones intelectuales traídas desde el pasado y volcadas al presente, a partir de las nuevas experiencias, profesiones y proyecciones paradigmáticas de cada uno.

Me sentí muy complacido al contribuir, con esta pequeña obra, al reencuentro con mis compañeros, después de cinco décadas.

(*) Mijaíl Bajtín 1895-1975

sábado, 10 de octubre de 2009

CONECTADOS, en equilibrio y escondidos

Reflexiones:




SERIE DE DIBUJOS Y PINTURAS, “CONECTADOS”
Álvarez Debans

Conceptos:
Conectados. Continuidad. Seres unidos. Dasein. Esencia de uno en otro. Del objeto al ser, del ser al objeto, desde el aire, desde el agua, desde el fuego.

Durante la década del 90 estuve trabajando con el concepto, “humanos conectados”, entre sí o con un objeto. El, y los objetos simbólicos de la sociedad, de la naturaleza, del espacio. Desde el odio, desde el amor. Seres en si, puesto a seguir circunstancias, influencias, órdenes, comportarse ficcionados frente al otro o a los otros.
Contingencias posibles, algo que sea o no sea. Dudas sobre lo necesario y lo contingente, estar “conectado” a otros, esperar respuestas. Algunos títulos de estas obras evocan un sentido; ¿Quién soy yo? ¡Estoy inmerso! ¡Guerra! Algarabía de ser cada vez más uno mismo. ¿Y si no soy yo? Campaña de concientización. Hombre PC. Ascendentes. Expresiones y conexiones, historias, vacío, brutalidad, dolor, muerte.

¿Por que esta serie, Conectados? Porque ocurre así, de pronto, a la vuelta de la esquina, una imagen, una voz, un concepto, una lectura y se va sedimentando y entonces ahí esta la idea, incisiva. Allí todo; “lo visible y lo audible” volcar en obra física, lo audible. Temas; seres unidos, por la felicidad, por el bienestar o por el solo vivir “conectados” en redes sociales en el reino del Bit. Poesía, flores, color espacios físicos, virtuales, espacios tensos, un fondo, una figura, una forma o solo partes. Fragmentos contenidos en uno, junto al objeto que promete felicidad. Continuo de los iguales, de los opuestos, de todos, uniones y seguimientos, el suceder, el ser sucesivo, “conectados” entre otros, en el espacio, en lo lleno en lo vacío.

Como a muchos pintores-escritores ocurre, volver sobre algunos temas ya pensados, volver a desarrollar una obra más, tardía, repensada. Es curioso, como aparecen nuevas variaciones sobre un tema que básicamente se rige por el concepto que lo constituyó inicialmente, quizás a destiempo, pero esta ahí intacto. El todo persiste en un continuo que no desaparece, que a pesar de nosotros, se mantiene en conexión, en suspenso, en equilibrio y escondido, con un orden para no dejarnos vacíos, en la nada.

Obras: De arriba hacia abajo y de izquierda a derecha.
Estamos ligados, Pintura Acrílica sobre tela, 31x38cm, Año 1990.
Influencias, Témpera sobre papel, 22x34cm, Año 1991.
Pilar y Cristina, Pintura Acrílica sobre tela, 48x38cm, año 1991.
Terapia de grupo, Pintura Acrílica sobre papel, 48x35cm, 1990.
Unidos en el espacio, Pintura Acrílica sobre tela, 54x58cm, 1990.
Mascaras y Dependencias, Pintura Acrílica sobre tela, 39x49cm, 1990.

sábado, 12 de septiembre de 2009

Curiosidad: Tango y Publicidad

Tango:
Afiches
Cruel en el cartel,
la propaganda manda cruel en el cartel,
y en el fetiche de un afiche de papel
se vende la ilusión,
se rifa el corazón...
Y apareces tú
vendiendo el último jirón de juventud,
cargándome otra vez la cruz.
¡Cruel en el cartel, te ríes, corazón!
¡Dan ganas de balearse en un rincón!

Ya da la noche a la cancel
su piel de ojera...
Ya moja el aire su pincel
y hace con él la primavera...
¿Pero qué?
si están tus cosas pero tú no estás,
porque eres algo para todos,
como un desnudo de vidriera...
¡Luché a tu lado, para ti,
por Dios, y te perdí!

Yo te di un hogar...
¡Siempre fui pobre,
pero yo te di un hogar!
Se me gastaron las sonrisas de luchar,
luchando para ti,
sangrando para ti...
Luego la verdad,
que es restregarse con arena el paladar
y ahogarse sin poder gritar.
Yo te di un hogar...
-¡fue culpa del amor!-
¡Dan ganas de balearse en un rincón!
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Tango
Letra: Homero Expósito
Música: Atilio Stampone
Hay una grabación de RCA-Victor en la que canta Roberto Goyeneche, grtabada en Buenos Aires el 03/10/1972.
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Ilustra la nota: Alvarez Debans
Letra posteada de: http://www.todotango.com/spanish/las_obras/letra.aspx?idletra=201 desde donde puede escuchar este bellísimo tango con la voz de Goyeneche.

viernes, 28 de agosto de 2009

Obra Pintada-Obra Escrita

Manifiesto:
Crear imágenes pictóricas, crear textos desde las imágenes pintadas. Crear textos literarios, crear imágenes desde los textos literarios.








Mi tesis sobre el hecho artístico creado que denomino como se titula este ensayo, “Obra pintada-Obra escrita”, esta referida al acto que constituye una misma persona que crea una obra pictórica y luego, a partir del visionado de ésta escribe un texto, que luego expondrá junto a la pintura, como dos simbiontes hijos de una misma fuente artística. El texto no explica ni describe la obra pictórica, es una obra literaria o un ensayo en si misma.

Esta simbiosis, en principio si bien tienen un acercamiento común a un tema originado por la pintura, puede también nacer desde un texto, desde lectura e intelección de su contenido para volcar luego en la tela las imágenes interpretativas, que no refiere necesariamente al imaginario del texto, sino a la interpretación artística que de él hace el pintor-escritor, a partir del concepto que su imaginario produce frente a la obra plástica terminada.

Esta conjunción artística plantea una determinación y una complementariedad, es elaborado por una sola persona, un pintor-escritor o un escritor-pintor como una peculiaridad del arte. “Obra pintada-Obra escrita” (como un género de arte o como una tendencia o como una modalidad o como un ismo, quizás, algún lector podrá darle una clasificación más concreta), es elaborada por el sistema cognoscente de un artista, un ser inmerso en la concepción de dos obras que se manifiestan paralelas, aunque no simultáneas y luego se juntan conceptualmente, en una posterior exposición, aunque difieren en la presentación del soporte que la origina, ya sea un cuadro sobre tela o una página de papel, que contiene el texto.

“Obra Pintada-Obra Escrita”, parte de una impronta, (no pre-elaborada para la pintura) y de libre concepción, luego de percibir el cuadro, para la escritura. Ambas manifestaciones realizadas, sin conceptuar originalmente esta simbiosis posterior que se produce, como un hecho pre-planeado. Se trata como ya lo expresé, de creación artística intuitiva para la pintura y posterior, para el texto literario o ensayo.

Como toda obra artística, esta simbiosis final se completa, según el espectador-lector o el lector-espectador, quien dará sus propias interpretaciones a partir de su sistema cognoscente, su cultura y su imaginario.
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Ejemplos de “Obra Pintada-Obra escrita”, publicados en este Blog:
“A veces son tan temibles” 25/04/09
“El salvaje noble” 10/03/09

martes, 21 de julio de 2009

Vos te animastes, yo no.

Cuento:
Por Álvarez Debans

Entonces fue de repente que me encontré meditando en esa forma que habías tenido de pararte frente a los problemas y pensarlos y repensarlos, en una interminable secuencia de dudas, sin solución aparente. Pero sé que fue por nuestra conversación previa -por ese comienzo- por el día, por la lluvia, por ese desenlace. Todo se unió para tramar el destino. Después fue mi carrera bajo el agua, y el refugio que busqué en el bar, (en el que nos habíamos citado tantas veces, con tantas esperanzas), por eso fue que no resistí el impulso de entrar.

"Desde la mesa, en que muchas veces se habían ubicado, Tomás imaginaba lo que habría sido la espera, mirando hacia la calle, ansiando ver la figura de Adela con su sacón rojo, chorreando agua y sosteniendo el paraguas olvidado"
Pero en ese lugar de la peatonal, que veía desde aquí, en ese lugar que deberías ocupar con tu llegada, se ubicaba ese artificioso plantero, iluminado con una luz anaranjada, que mezclaba la idea del sol con la realidad de la lluvia. El agua caprichosa, rebotaba en la lámpara que inútil proponía la luz del día. Y esas gotas, en una danza de saltos me mostraban tu ausencia, porque deseaba verte aparecer tras la puerta de vidrio, tapando esa solitaria imagen callejera. Pero el agua, siempre el agua,.. Inevitable caía, caía, caía, como en esas visiones últimas, regresándome a ese punto fijo.

"Si Adela hubiese entrado en el bar de las citas, a explicarle un montón de cosas a Tomás, seguro que pediría como siempre que privaran sus pensamientos, en esa forma de ver las cosas tan particular que tenía, siempre contraría al sentido de las reflexiones de Tomás, siempre en contra de la realidad que él veía. Por eso seguramente, Adela hubiese entrado sin una solución conciliadora."
Entonces hubiésemos llegado a un punto de la conversación en que no sabríamos si aprobar los conceptos tuyos o los míos. Porque hubiésemos caído en esa gestación de las ideas, lindando con la filosofía, la elaboración de los ideales del prototipo social, y lo humano. Y nosotros y nuestros comportamientos y la suprema conducta de la moral y la explicación de lo universal, que tanto te agradaba. Y en ese momento nos hubiésemos dado cuenta que -después de horas de discusiones- volveríamos al punto de partida, a fojas cero. Al mismo lugar desde donde habíamos partido cuando decidimos la pareja y entusiasmados nos proponíamos proyectos, pensando que no habría obstáculos, y si los hubiere, los destruiríamos armados de nuestra capacidad de entendimiento, por nuestra forma de razonar, que nos hubiese llevado a un triunfo por sobre las habladurías...
-¿Qué dice?, ah, sí; ¡Un café mozo!

"Llovía tanto...Tomás sabía que no vendría Adela. Sin embargo tenía ganas de verla otra vez. Deseaba hablarle, no era posible que volviera a cuestionarle las bases de una relación lograda a partir de saber lo diferente que eran, pero aún así, ya casi habían encontrado el camino hacia el entendimiento, buscando el triunfo a pesar de declarado fracaso, que tanto les habían profetizado las amistades."
Por eso antes de comenzar la discusión hubiera sido necesario que te alertara, para que no iniciaras esas horas en que el tiempo se te deslizaba en una mezcla vana de palabras, en las cuales cada uno de nosotros buscaba la brillantez del diálogo, la elocuencia, los significados y los conceptos profundos. Agregando gestos y códigos emotivos acostumbrados, vertidos en una competencia por lograr el triunfo de su inteligencia avasallando al otro, demostrando su habilidad personal, cuando en realidad nos dábamos cuenta después, que a pesar de todo lo que decíamos seguiríamos vos y yo, mezclando lágrimas. Pero de esa forma, parados frente a los problemas sin resolverlos, buscando ayuda entre los amigos, olvidándonos así de las críticas. Vos que consultabas a tus amigas, y yo, que si hubiese planteado los míos a mis conocidos me hubieran dicho la de siempre:
-Buscate otra mina Tomás. No jodas más con esa, pasale poca bola che, larga...

"Tomás imaginaba esa espera, como le había ocurrido otras veces, como si hubiese querido convencerse que Adela iba a venir. Deseaba verla en su mesa, porque llovía, por su soledad irreparable. Porque ya no le importaba que se parara frente a los problemas, en esa forma tan particular de verlos sin resolverlos y luego ese enojo tan de Adela, castigándolo con el silencio, que ahora se le antojaba interminable".

Si hubieses vuelto, se que anudarías palabras unas a unas, se sucederían gestos y llantos, tras los cuales te escudarías, elaborando una interminable discusión, tras la cual te ubicarías en la cima. Para guiar desde allí la agonía de vivir nuestros propios disgustos, dentro de un destino que hoy lo quiso así. Pero sé que quedó tu paraguas tambaleándose sobre el muelle, rehusando caer...como yo. En una última imagen te hundías en ese mar embravecido... con tu sacón rojo,..bajo una cortina de agua, que antes de decidirnos nos había bañado a los dos, pero vos te animaste, yo no...

-Mozo;.. ¿Qué le debo?
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Cuento del libro inédito: Zangamanga