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lunes, 25 de diciembre de 2006

Crítica: Biografía del Pintor


Disculpas preliminares
Antes de comenzar a desarrollar este trabajo debo disculparme con quienes tienen como compromiso diario el criticar las obras de arte. Como un simple aficionado, me debo sólo a mi amor por el arte en mayor parte y a mi formación académica en segundo lugar. Como comunicador social estoy dispuesto y deseoso a estudiar todo tipo de texto comunicacional, ya sea lingüístico o icónico, como es el caso que me ocupa en esta oportunidad. Esto no significa de ninguna manera que despeche el trabajo de los críticos de arte; nada de eso, simplemente que la visión de este trabajo va más allá de las corrientes críticas de turno.
Agradezco también a quien humildemente entregó su obra y su persona a quien se dispone a escribir sobre ello, poniendo a su disposición todo, por poco que sea, lo que de mí pueda surgir.

“La crítica es algo sublime
Es digna tan sólo de los genios.
El único hombre que podría escribir
un panfleto sobre la crítica soy yo.”
Salvador Dalí.
Los viejos Cornudos del Arte Moderno

Con estas palabras de Salvador Dalí quiero dar el marco necesario para comenzar este trabajo, y mostrar (y lo haré nuevamente si es necesario) que la crítica de arte es solo para los muy entendidos, y que mi trabajo aquí es mostrar lo que el artista plasma desde su espíritu hacia la tela.
Por Fabian Alfredo Bataglia


Norberto Álvarez Debans, pintor

Álvarez Debans nació en la ciudad de Paraná un 16 de julio. Es el fruto de la unión de dos corrientes migratorias. Por un lado su padre, le dio la fortaleza de la sangre goda y por el otro su madre le otorgó la gracia de la apreciación de la belleza, característica de los franceses.
Fue de la mano de su padre, quien fuera un notable dibujante y pintor, que conoció los prolegómenos de la pintura como arte. Esta primera experiencia desencadenó que a los trece años ingresara en La Escuela Provincial de Bellas Artes de Entre Ríos, donde estudió las técnicas de dibujo y pintura, siempre bajo la atenta mirada de su padre. Aprendió allí las técnicas básicas del dibujo a lápiz, la técnica de la témpera y por último los conocimientos del óleo y los modelos en vivo.

El año 1955 fue clave para su educación pictórica, ya que estuvo bajo la dirección del Profesor Mario Gargataglia, quien arraigó en el joven artista un profundo amor hacia la pintura. Sin embargo su padre, quien se había sentido entusiasta en un principio, insistía en que el arte no era una profesión por sí sola, y que era menester tener estudios “serios” para posicionarse en un mundo extremadamente competitivo.

A raíz de los constantes reproches de su padre, es que decide estudiar aviación civil obteniendo su brevet a los diecisiete años. Durante el servicio militar, el cual realiza en la fuerza aeronáutica, concursa junto a otros conscriptos en la realización del banderín de la compañía y gana el concurso. Corría el año 1960, y de aquella época solamente se conserva el original del banderín y la primera prueba de impresión. De allí en más el arte jamás lo va a dejar, aún cuando viaja a Buenos Aires y comienza una exitosa carrera en publicidad. Su primera exposición conjunta data de 1963 en el Salón de Exposiciones de la Prensa Interior, en donde exhibe quince obras de sus primeras series. A continuación estudiaremos estas series desde “Los Mustios”, su primer exponente, hasta “Mujeres, divas y clonas”.


Los Mustios

La figura humana carece de sustancia,
se dobla y se agita bajo la presión de sus emociones.
El arte se manifiesta muchas veces a partir de una
primera percepción del mundo que nos rodea.
Rosemary Lambert.- en El Siglo XX

La tragedia del mundo moderno ha hecho que miles de artistas plásticos trasladen a sus telas esas impresiones del mundo real. Así nacieron los primeros movimientos pictóricos del siglo XX, los cuales han revolucionado la concepción de la pintura y por ende su significado. El ojo del artista se inmiscuye de manera recurrente y arriesgada en la vida de las personas, en el mundo que estas construyen con sus acciones imprudentes o acertadas y sobre las figuras que ellas construyen sobre sí mismas.

Los mustios, personajes marchitos salidos de la paleta de Debans, nos muestran a seres simples, cargados de una realidad que no pueden asimilar completamente, y por ello su único ojo oteando el horizonte chato y delimitado por la estrechez de esa visión. Son figuras toscas pero ricas en representación, en donde el artista a sabido plasmar con patético realismo, la caricaturización de social de del sector más rezagado de la sociedad argentina. Estas representaciones parecen estar fuertemente influenciadas por pintores expresionistas como Munch y Kirchner ya que estas obras están inmersas en un espacio siniestro, en un mundo congelado por pinceladas duras y secas. Pueden ser seres sacadas del inframundo y puestos de improviso en el mundo real, o pueden ser seres reales que se encontraron de frente con la realidad más cruda del mundo. Seres duales, obras duales de un mundo en decadencia. Cabe señalar, desde un punto de vista más formal, que estas obras nos remontan al arte negro africano, ya que rehuye a la imitación y recurre a un marcado esquematismo para resolver cada una de estas figuras

El electorado independiente,
la masa flotante de librepensadores,
refrenda al arte mágico como vía de conocimiento.
Dentro del liberalismo se pondera al arte complaciente
Como producto el consumo y decoración.
Silvestre Byrón,
Arte y rebelión contra el mundo moderno

El Arte Geométrico, un arte mágico
Álvarez Debans escribió hacia 1973, con motivo de la inauguración de su muestra personal en la galería Nice: “la pintura geométrica refleja al ser trashumante, el auto, los trenes, los aviones, los ramales de acero con sus dibujos de vías sobre la tierra, las carreteras con sus cintas de plata sobre el paisaje verde o las ciudades de los populosos centros urbanos de hoy, con la perspectiva de sus enormes edificios sobre nosotros.” 1El arte abstracto para algunos es una especie de arte planetario. Una continuación del universo que desconocemos plasmado en la tela. Para Debans, como para muchos artistas que han hecho del arte abstracto una forma de expresión válida y duradera, la pintura abstracta en general, y geométrica en particular, se basa fundamentalmente en el arte clásico, pero a diferencias de este, el arte geométrico es hijo del tiempo en el cual vivimos, y por ello sólo entendible y aceptable por nosotros mismo. Puede asemejarse fielmente a la estructura del átomo, y por esto mismo con la física, con el espacio. Estas obras reflejan no simplemente un gusto personal del autor, sino que plasma el espectro artístico que existía en el país a comienzos de la década de los setenta.

Esta época en la pintura de Debans refleja, en sus palabras, una planificación, un cálculo minucioso que se sirve de elementos abstractos para que el artista plasme su mensaje en el universo de la tela. Los caminos que se pierden entre los verdes espacios de campo dibujan en sí cuadros naturales formando grandes dibujos geométricos, las calles y edificios son geometría pura. Los eternos rieles del ferrocarril dibujan círculos y óvalos sobre el paisaje por donde día a día pulula el hombre en su diario deambular por la vida. Es por ello que la pintura geométrica de Debans representa en sí misma al hombre y su entorno, ya que la Raza humana esta inserta en un gran mundo donde reina la geometría, y este pintor con su arte supo plasmarla magistralmente.

Él mismo ha escrito de su arte: “Mis cuadros, equilibrios silenciosos de planos abiertos en el espacio, crean una atmósfera tranquila a través de colores armónicos, o se exaltan e inquietan, creando una situación vibrante, producida por el choque de colores contrastantes.”2 Estos cuadros de colores concretos recuerdan en muchos casos a los mándalas orientales, sobre todo por su sensación de infinidad, infinidad que se puede perfectamente comparar con el universo. Los colores vivos sobre fondos generalmente oscuros crean una especie de suspensión, en donde cada objeto, cada línea, cada círculo, aunque a primera vista parecen encapsulados, se van transformando en un signo inicial, como si desde allí mismo se pudiese acceder a un espacio concreto, nuevo y virgen. Esto se puede ver reflejado perfectamente en obras como Rectángulo Plano superpuestos y en Equilibrio tridimensional. Él mismo ha dicho que esta etapa de su obra fue catapultada por su antigua profesión de fotógrafo, ya que al cansarse de la monotonía de los grises tuvo que encausar su inquietud natural en la pintura geométrica, pero alejándose de los académicos y las reglas de armonía. Sin embargo se interesa por crear la superposición de distintos planos que se hunden y sobresalen, interesándose sobre todo por el equilibrio interior del cuadro.

Para esta época Álvarez Debans alternaba su pasión por la pintura con su profesión de publicitario, y, como ya mencioné más arriba, realiza su primera exposición individual en la galería Nice, en donde expuso una veintena de obras. Una crítica de la época reza: ”...se reflejan en sus obras incontrastablemente su extraño pero atrayente sentido de las dimensiones y la combinación de los colores. Cada una de esas obras abarca profundidad en el espacio y un cromatismo embriagador, que ubican a su autor más allá de los límites de cualquier escuela”.3
Quizás lo más correcto sería ver a esta etapa de su pintura como una etapa mágica, una magia positiva, llena de vida y de expresión, donde la tensión se descarga en sensaciones que van desde lo moderno hacia la concreción de un movimiento continuo. Es por eso que me atrevo a decir que la pintura geométrica de Debans se conjuga como una tradición, una tradición que se convierte en un hecho vital. Con respecto a la magia en los campos de la experiencia humana, Levi apuntaba: “La magia reúne en una misma ciencia lo que la filosofía puede tener de más cierto y lo que la religión tiene de infalible y eterno; ella concilia perfecta e indiscutiblemente, conceptos, al parecer, tan opuestos como fe y razón, ciencia y creencia, autoridad y libertad.”4
Para concluir debo decir que, como texto primitivo, la pintura geométrica de Debans se debe “leer” como un todo, en donde la noción de simultaneidad es importante ya que su lectura nos hace transitar las figuras a través de otros textos, es decir otros cuadros. Sin embargo la imagen como texto polisémico va a significar lecturas y resultados diversos y hasta, si se quiere, antojadizos, ya que el significado del cuadro (si es que se busca un significado) está dentro del pintor y de su época, o dentro de sus sueños.

La manzana

La etapa de la Manzana es sin duda la más surrealista de la producción pictórica del artista. Más allá de todo lo que se pueda visualizar en cada tela, sin embargo, existe una marcada obsesión que se irá transformando a lo largo de su obra. “Voy a referirles un episodio de mi pasado. Mi primera relación amorosa fue con una mujer que comía una manzana. Duró el espacio- tiempo entre que comenzó y finalizó su comida”. Desde aquel momento, y hasta el día de hoy, jamás pudo abandonar el hábito de la ingesta de manzanas, y mucho menos de asociarlas con la mujer y con el sexo. Sus cuadros en esta etapa se caracterizan por fondos cuyos colores contrastan enormemente con el rojo de los frutos; e incluso existen obras como MANZANA, ESA FRUTA LUJURIOSA, en donde el fruto nos llega inmenso y avasallador. Da una sensación de pequeñez a quien le observa con respecto a sí mismo, como un todo que pasa sobre nosotros. De esta manera se articula toda esta etapa. Con la fruta como eje por donde transitan las imágenes, construyendo un centro que se convierte en sintagma pictórico, el cual puede ser revelado por el lenguaje ya que toda la diégesis nace de un hecho capital en la vida del artista. Es parte de su historia y de su formación.
Aquel detonante antiestético de la prostituta indiferente masticando despreocupada la manzana, se transformó en producción pictórica. En esta época, a mediados de la década de los ochenta, expone en conjunto en el salón de exposiciones de Argentina Televisora Color (ATC). Pasarán diez años para que Álvarez vuelva a mostrar sus pinturas.


Manifiesto de mi arte manzana:O porqué pinte lo que pinte.
Buenos Aires, l985

Voy a referirles un episodio de mi pasado. Mi primera relación amorosa fue con una mujer que comía una manzana. Duró el espacio-tiempo entre que comenzó y finalizó su comida.

Después de este temprano impacto amoroso, nunca dejé de asociar la idea del sexo con una manzana. Pero lo que no era tan supuesto es que estuviese tan ligado en mi, el hábito que no abandoné jamás, de devorar manzanas diariamente. Ahora, pinto manzanas diariamente.

Mi confesada gula hacia la manzana me ofrece por instantes, un hecho estético y una suerte de fenómeno psicológico. El Primero me brinda su forma, su volumen, su peso, su temperatura, colores y el brillo. El segundo, luego de practicar la separación de cáscara y cuerpo, ensamblando movimientos casi crueles de mano y cuchillo. Con el delirio del hambre y el mareo que me produce su aroma al desnudarla de su piel, me lleva a entregarme a la alucinante tarea cotidiana de comerla, esta acción me crea un complejo de culpa.
Su jugosa pulpa va colmando mi afán de manzanas y ese hambre tan humano de poseerla, de devorarla, me va devorando psíquicamente.
Luego, me queda la añoranza, la imagen de la destrucción del objeto estético. La memoria de su esférica forma que ya fue. Entonces la culpa, cuado como un verdadero asesino ecológico, destruyo la fruta que tanto quiero.

Mujeres, Divas y Clonas.

Debe existir algo en nosotros los hombres, una fuerza extraña que hace que siempre, en todo lo que emprendemos, la mujer sea tema preponderante de ello. La pintura no escapa de esta especie de ley general. Para muchos de aquellos que pintan mujeres lo hacen simplemente porque siempre están allí. Nuestro pintor dice que “las pinto sobre mis telas desde ese pequeño y frágil espacio que suelen ocupar en nuestra mirada, suspendidas en un segundo en una emoción donde las siento profundamente.” Esta etapa de Debans nació en la profunda observación de la mujer posmoderna, una clase de mujer nueva, llena de color, de alegrías y de tristezas.
Si bien la etapa de la Divas y Clonas es conceptualmente opuesto a las demás, encuentran un hilo conductor que, indefectiblemente iba a llevar a la pintura de Debans hasta este periodo. En estos cuadros las imágenes tienen como centro específico a la mujer física y mental, dueña exclusiva del imperio de la belleza. Debido al tratamiento de la paleta de colores y de las formas figurativas, estas pinturas son en sí mismas expresionistas, ya que exteriorizan de una manera soberbia el sentimiento de cada uno de los personajes que se retratan. Este concepto puede verse de forma cabal en Crisis, en donde el color y las formas acompañan el doloroso rompimiento de una pareja.
Todos lo elementos que aparecen en esta pintura refuerzan la desesperación de la ruptura amorosa en donde el hombre parece encorvarse bajo la presión de sus emociones, mientras la mujer muestra despreocupada las sinuosas formas de su seno y observa llena de hartazgo el vacío que solamente parece llenar en vaso en su mano. El ambiente en que se desarrolla parece de una soledad terrorífica, totalmente aislados del resto del mundo, perpetuando un momento único del cual no existe escapatoria. El artista nos muestra así en esta tela el peor momento del amor, el de su muerte.
Más allá de el de la técnica pictórica que luego desarrollaremos, esta faceta en la obra de Debans contiene un mensaje de la estética de la mujer postmoderna desde la perspectiva del artista que mezcla su más profundo sentimiento con su arte. Las proporciones de las mujeres actuales distan mucho de la divina proporción sobre la que se basó Leonardo para desarrollar su arte. A la mujer moderna ya no se la puede encerrar en un círculo, ha cambiado su forma radicalmente y, como dice Debans, “ estas proporciones han cambiado, hoy veo a las mujeres etéreas y delgadas con largas extremidades dentro deun rectángulo que crece desarrollando el cuerpo astral limitado por un óvalo. Adiós a las proporciones limitadas por la tiranía de siglos del círculo y del cuadrado”.

Pongamos también el acento en las clonas. Las clonas son el fruto de la imitación de o que se considera perfecto en la búsqueda de una nueva naturaleza humana. EL experimento de copiar a Dios puede ser peligroso en los que respecta al mundo real, sin embargo en el arte el clon parece ser un individuo nuevo. La mujer se representa en los medios como un ser delgado, huesudo, despeinado, con cara de pocos amigos. Ninguna de las clonas escapa a las nuevas estéticas del siglo XXI y, aunque distintas, todas parecen salir del mismo etéreo molde postmoderno. Todo contribuye a crearlas; los programas de televisión, las revistas de moda, los desfiles, la ropa cada vez más y más pequeña, el gusto de una sociedad que construye y al mismo tiempo rechaza su obra.

Estas pinturas muestran con esmero este nuevo tipo de mujer que el pintor las mezcla con un inconfundible estilo post- expresionista, de grandes ojos ávidos y perdidos, cuerpos casi raquíticos pero felices, elásticos y ensortijados. Si bien las obras tienen una reminiscencia de Kirchner o Münch, las imágenes que representan no cabrían en los pintores expresionistas de principios del siglo XX. Las Divas y clonas son exclusivamente producto de nuestro tiempo; fruto de la sublime importancia de la nueva apariencia femenina.

¿Debemos comprender entonces que nuestro pintor entró en esta etapa en el postmodernismo o se nutre de él para su arte? Como primer paso entendamos que el postmodernismo está considerado un especie de reciclaje de la cultura, un mosaico en donde se muestran las diferentes facetas de la vida humana de finales del siglo XX y comienzos del XXI. Los retazos de la vieja cultura moderna están siendo, invariablemente, carcomidos por el postmodernismo que crece y se multiplica guiado por la histeria del video clip. Si bien las divas y clonas son el espejo del postmodernismo no son pinturas postmodernas en su concepción más pura, sino pinturas rebeldes de un mundo moderno. Sí es la imagen de la cultura postmoderna, pero no son postmodernismo, como la imagen de un cubo de hielo que representa al frío pero no lo es.
Hasta hoy ambas culturas, la moderna y la postmoderna han convivido y se han nutrido la una de la otra, sin embargo la rebelión moderna que representa toda la obra de Debans nos hace pensar que el postmodernismo tan nombrado y tan utilizado por todos, no es más que un desprendimiento tardío del dadá y del surrealismo y que muere indefectiblemente cuando el artista cumple los treinta años.

A diferencia de estos conceptos, el arte moderno, en donde me atrevo humildemente a colocar la obra de Debans, tiene álgidos pronunciamientos de índole estéticos. Se ha roto todo los que el siglo XIX había brindado en materia de arte y ahora un hombre sentado a una mesa con su pelo y labios verdes ya no puede sorprender a nadie sino por lo profundo y triste de su mirada.
Cada una de las mujeres, Divas y Clonas son la justificación de esta nueva cultura, lejos de el arte o de las ciencias del espíritu. En el arte pues del observador está convertir una cultura decadente o desagradable en a1rte puro. Estas mujeres, tal como las construye Debans, son heroínas, algunas crueles otras benévolas. El hombre posa a su lado como un complemento no siempre necesario, como un derivado de su estética pero no como un igual. Estas mujeres, retratadas con rostros altivos, ojos enormes y atributos descubierto y ofensivos, son el fruto de esta sociedad postmoderna que dice a gritos que estamos escapando del arte moderno, que pertenecemos a la tercera ola, es el modernismo con su concepción espiritual de representar el arte, la que mueve todavía al mundo. Cuando parecía que la globalización y el postmodernismo eran los dos tópicos que iban a regir las mentalidades del siglo XXI, el retorno de los nacionalismos, el hermetismo de algunas sociedades, las nuevas ideologías y el renacimiento de las religiones, echan por tierra esta nueva concepción.

¿Pero por qué es tan importante señalar a qué movimiento pertenecen estas pinturas? Sin duda esta inquietud nace en su existencia a partir de ser creadas. El arte que ha dado vida a estas mujeres, coloridas, expresionistas, dueñas de sí mismas, gobernadoras de su mundo, nace desde la inquietud de un artista que ha sabido superarse a sí mismo con el correr de los años y que ha transitado por los caminos más diversos para lograr tal grado de belleza en una obra. Me atrevo a decir que estas obras no son postmodernas porque, mientras el postmodernismo ha decretado la muerte de las vanguardias, cualquiera que se ponga al frente de una nueva estética pictórica, es dable de ser considerado vanguardista.

Me gustaría finalizar esta semblanza diciendo que Norberto Álvarez Debans (más allá del cariño que me une a él) es un artífice del arte mágico, que si bien es un arte que ha existido desde la misma aparición del hombre, parecía en los últimos tiempos replegado. Sus Mustios llenos de dolor y carentes de color y de sentidos; su arte geométrico, como parte necesaria del universo humano; sus manzanas, como la lógica de un artista que necesita expresar de sí lo más íntimo en una tela, y las divas y clonas, como fruto de una sociedad sin ideologías y establecida por la apariencia que determinan los medios, son el fruto de la magia que incide en las transformaciones de la realidad del mundo, crea una “correalidad” que se basa en lo estético y lo colorido. Sus pinturas tienen el poder de desahogar a quien las contempla y es allí en donde reside la mayor potencialidad de su magia, como si fuese una pequeña asistencia en este trance que, a veces, significa vivir.

Buenos Aires, 2000.
Fabián Alfredo BatagliaLic. en Comunicación Social

1 Mi arte geométrico; Norberto Álvarez Debans; Buenos Aires, setiembre de 1973.2 Ibid.3 Boletín Publicitario, N° 108, octubre de 19734 Revista El pájaro de fuego, diciembre de 1980.

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