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viernes, 5 de octubre de 2007

Integración en uno

CUENTO

Por Norberto Alvarez Debans 
En verdad se ha dicho bien, “en todo objeto hay un significado inagotable: el ojo ve en él la significación que en él pone” (Thomás Carlyle)
La veía frente a mí. Más preciso; ella estaba frente a mi ojo izquierdo, enfrentaba a ese ojo con sus múltiples ojos. Por un instante supe que nos mirábamos. Ella, suspendida, casi inmóvil, me enfrentaba. Luego se iba. Al rato volvía. Se iba y volvía. Es curioso, pero tenía la impresión de que más que mirarme el ojo, buscaba su imagen en él, como en un espejo. Por mi parte, sólo divisaba sus múltiples ojos y el agitar de sus alitas. Después ella desaparecía...

Fui al oculista a referir mis preocupaciones. Me hizo un fondo de ojos, ¿diagnóstico?: -Retina perforada. Hay que vigilar el ojo. Venga cada tres meses. En todo caso, rayo láser, una soldadura y ya está. ¡No es nada!

Me daba cuenta ahora, ese agujerito era esa mancha en el papel cuando leía, en la pared cuando salía al patio, en el cielo cuando elevaba la mirada... –Es una “mosca volante”. Me dijo el médico. –Va hacia donde usted mira.

Y sí. Allí estaba, con sus múltiples ojos, volando frente a mi ojo izquierdo. Pero ahora lo sé, ella entra y sale por ese agujerito de la retina que descubrió el médico. Por coquetería, se mira en mi ojo izquierdo, cuando sale o entra por el agujerito. Por eso, nos acostumbramos mutuamente a vernos, nos vemos siempre...Por eso, jamás podría cerrarle esa puerta, esa integración conmigo, menos aún violentarla con el láser.



Del libro inédito:
ZANGAMANGA Cuentos para leer bajo el paraguas. Capítulo 3, Bajo el 3º paraguas de Norberto Alvarez Debans, Buenos Aires 1982-1985.
Ilustración: Detalle, ojo izquierdo del autorretrato del cuadro del autor: "Hacia el blanco" (2003)