“Un arte que no da tregua”
“Sólo sé que nada sé” pero aún así, y por amistad, virtual cariño, y por supuesto, todo el respecto que Norberto se merece, me animo a comentar sus obras, puntualmente sus pinturas, porque él tiene otras obras, por ejemplo, literarias.
Es pues, Norberto, un alma viajera, que hace del arte su vehículo para hacerse de un refugio en la existencia humana, en este mundo, sin duda alguna, material y muy salvaje.
He leído varios de los comentarios de los amigos, y colegas de Norberto, sobre sus pinturas, y que alaban su colorido, su vitalidad, su interioridad, etcétera. Yo más bien he llegado a la conclusión que nada de lo que diga será realmente importante al lado de lo que estos trabajos artísticos significan para su autor, y así tal cual se lo he dicho.
Pero si algo finalmente he de decir, puedo entonces brevemente describir las nostalgias que he tenido al exponerme a sus rubias “anoréxicas”, a los dorados y plateados de su autorretrato, y a toda esa explosión de formas y colores.
Por ejemplo, nunca antes había extrañado tanto el blanco y negro, y los vacíos, “los aires”. Eso es: me falta el aire, el espacio libre para estirar los brazos y echarme una bocanada: sus pinturas no dan tregua. (He pensado tanto en Kandisky)
Nunca antes había extrañado tanto a la línea como era: una sucesión de puntos, uno pegadito al otro y todos alineados en una misma dirección, la simple línea recta. Pero felizmente todos los caminos, rectos o curvos, anchos o delgados, débiles o fuertes, conducen a Roma, o mejor dicho, todos los ríos desembocan en un mismo océano, llamado Dios, y en el caso de sus trazos, sus líneas, sus contornos, sus limitaciones… son el sinuoso desafío de un hombre que sabe la verdad, por eso se da esos lujos, y toma curvas, y pierde el tiempo, por que el tiempo sobra, y sí que sobra.
Nunca antes había extrañado tanto, al verme frente a una pintura, el drama, la historia, la fecha, el meollo, la razón porqué, el que hace allí, para qué están, por qué son así, quiénes son, dónde están… Qué necesidad y qué necedad la mía por saber más de la cuenta, o más de lo mismo, o será que el mutismo de su autor es por fin una creación: ¿la historia aún no contada?
Nani Cárdenas
Lima – Perú.
09/01/07
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